"no valoramos hasta que lo perdemos"

Pecamos mucho cuando decimos "no valoramos hasta que lo perdemos".  Lo bueno del caso es que sabemos que lo tenemos, no lo valoramos, ni cuidamos, ni mimamos como deberíamos y el día que decide desaparecer, es cuando nos vienen todos los males y nos acordamos lo que teníamos.

¿Por qué no lo valoramos y cuidamos en su momento? Supongo porque creemos que durará eternamente... y ese es el gran error, nada es eterno, nada es efímero, nada lo tenemos para siempre. Ya sea de un peinado, de la laca de uñas, de salir de marcha por la noche, de la comida que nos gusta o incluso las personas. Todos desaparecen por un motivo u otro. 

Este post no es derrotista ni triste, sino es para una llamada de atención. Incluso nuestras propias vidas no son para siempre.

Pero yo me focalizaba al hablar de nuestros abuelos. Esas personas que cuando nacimos las vimos viejas y siguen siendo viejas al cabo de 30 años. Nunca las hemos visto jóvenes, a excepción de fotos o si existen vídeos.

Estos abuelos son los padres de nuestros padres e incluso, si tenemos suerte (como yo) poder conocer y convivir con bis-abuelos, osea, los padres de nuestros abuelos.

Yo tuve la gran suerte de conocer los padres de mi padre y los padres de mi madre. Es más, incluso pude conocer a la madre de la madre de mi madre, mi bis-abuela por parte de madre y abuela. 

¿La suerte de conocerlos? No es una cosa que se elige. 

Yo no tengo ni una queja de mis abuelos maternos. Siempre han estado a mi lado. Han ejercido como segundos padres.

Anécdota: Recuerdo que la primera vez que suspendí una asignatura, fue el primer año de instituto en la ESO. Comía en casa de mis abuelos, ya que aún era pequeña para hacerme la comida en casa y mis padres trabajaban. Los primeros que supieron de mi suspenso fueron mis abuelos. Estaba superdisgustada y tristes. Mis abuelos fueron los que apagaron las llamas y me calmaron. Me hicieron ver que yo era consciente de mi error y que aún estaba a tiempo de modificar, ya que tenía por delante 2 trimestres más que podía y sabían que podía dar muchísimo más de mí.

Supongo que ellos hablaron con mis padres y explicaron la situación, porque cuando los ví, ya sabían del tema (aunque disimularan).

Mi abuela no fue una gran cocinera, pero se esmeraba para que tuviéramos una buena comida los días que comíamos en su casa. Mi abuelo, nos animó y enseñó a juegos de mesa de siempre; las damas, la escoba e incluso el ajedrez, que ahora, con 86 años, ha enseñado a mi marido a jugar a este juego.

Me encantaba ir a casa de mis abuelos a dormir. Siempre era fiesta grande. Viendo fútbol los sábados por la noche (mi abuelo era y es un gran aficionado), con patatas fritas y huevos fritos. Y a la hora de irnos a la cama, mi abuela nos ponía colonia en los pies, para relajarnos y dormir mejor.

Son recuerdos preciosos y eternos de ellos. No puedo volver a vivirlos, pero si sentirlos gracias a la mente. La verdad que lo disfrutaba entonces y ahora. Doble gozo.

Los abuelos son esos ángeles que nos cuidan, miman e incluso nos malcrían un poquito (tienen ese derecho). Por desgracia, mi abuela (también madrina), hace unos años tuvo que partir en el gran viaje eterno de no regreso, pero la mantengo bien cerca de mi. Ella sigue presente en todos los momentos de mi vida. Claro que la echo de menos y mucho, pero no puedo decir que la valoro ahora que ya no está. La disfruté muchísimo en vida y sé que ella a mí también me disfrutó.

Su marido, osea, mi abuelo (el papi de mi mami) tengo la suerte que aún vive y sigo gozándolo. No es un hombre de muchas palabras, pero tiene un grandioso corazón.

Son personas que además han vivido una guerra de bien pequeños, una postguerra, con pérdidas de seres queridos, madurando a base de "ostias"... Ayer tuve una conversación con él que me encantó. 

Concluímos de que ha tenido una buena vida. Y aunque al principio no fue un camino de rosas, con los años consiguió tener estabilidad y buena vida: se casó con una mujer maravillosa, tuvieron una hija que les dió 2 nietos, etc. Ha sido un hombre trabajador desde bien pequeño, ha viajado hasta que pudo, etc. Me decía que no tenía ni una queja... La verdad, ADMIRABLE!!

Puede que la generación actual deberíamos escucharlos más y valorar lo que tenemos, porque ellos ya no pueden volver al pasado cuando eran jóvenes, pero nosotros aún lo somos, así que estamos a tiempo de cómo mi abuelo, tener una vida sin quejas!.

By Charradora